La semilla de un sueño: México, 2011
Fue en México, hace más de una década. Entre recetas, pizarras y máquinas, surgió una idea que me cambió para siempre.
No era solo aprender. Era imaginar. Imaginar a una familia reunida, haciendo su propio helado. Compartiendo historias, risas, generaciones.
Esa chispa me acompañó desde entonces. Volví a Estados Unidos con algo más que conocimientos: con un propósito.
Una línea para todos los corazones de la mesa
Esta línea de kits no es un simple producto. Es un puente.
Está pensada para todos los miembros de la familia, desde el más pequeño hasta el mayor.
Para quienes eligen lo clásico. Para quienes optan por lo vegano.
Para abuelos con restricciones alimenticias. Para adultos que buscan bienestar.
Para jóvenes con carreras intensas. Para atletas con objetivos concretos.
Incluye opciones:
Clásicas y Veganas Bajas en azúcar,
sin gluten, sin lactosa, aptas para diabéticos
Con inulina, monk fruit y fórmulas adaptadas al rendimiento físico
Todo eso en una caja, sí. Pero en realidad, es mucho más.
Cuando el sabor se convierte en legado
Esto no es solo un kit. Es mi manera de llegar a vos, a tu cocina, a tu mesa.
Es mi historia hecha receta.
Es mi oficio convertido en misión.
Mi sueño no fue solo crear helado. Fue crear momentos, crear unión, crear alegría en las casas.
Cierro los ojos y me veo soñando con una línea que represente eso:
el derecho de todos a disfrutar de algo rico, sin importar la edad ni la dieta.
Porque cuando el helado nace del alma, el último ingrediente es el amor.
Una marca con corazón, lista para el mundo
Esta línea forma parte de mi portafolio como chef.
Un camino que empecé hace muchos años y que ahora quiero compartir con el mundo.
Hoy me presento no solo como creador de recetas, sino como soñador de experiencias familiares.
Como alguien que creyó —y cree— que una cucharita de helado puede acercar corazones.
¿Querés ser parte de este viaje?
Seguí mis redes. Escribime. Contame tu historia.
Este no es el final. Este es solo el comienzo.
Sandro Piccioni.