Paletas de Helados

Nury desde Costa Rica

Nury desde Costa Rica: una historia de fe que comenzó con un refrigerador nuevo

Hola, les saludo desde San José, Costa Rica. Mi nombre es Nury. Hoy quiero compartir un poco sobre mi emprendimiento, que apenas tiene tres meses de vida. Nació de una necesidad económica muy fuerte. Le pedí a Dios dirección y sabiduría para saber qué hacer.

Un regalo, una visión y el comienzo del sueño

El 12 de diciembre de 2024, mi hija me regaló un refrigerador nuevo y grande. A partir de ahí nació una visión que creo fue dada por Dios. Sin asesoramiento profesional, comencé a buscar información por mi cuenta en YouTube. Fue entonces cuando descubrí al Maestro Sandro Piccioni.

Desde el primer video, su forma simple y clara de explicar me atrapó. Pasaban los días y yo seguía viendo más y más. Cada enseñanza despertaba en mí una pasión nueva. Me enamoré del mundo de las paletas artesanales. Aprendí sobre estabilizantes, temperaturas, cremosidad, pasteurización, azúcares, y mucho más.

Mis primeros pasos en la heladería artesanal

Empecé con lo que tenía: el refrigerador nuevo, una licuadora casera, algunos recipientes y poquitos ingredientes que compré con muy poco capital. Así nacieron mis tres primeros sabores: coco, mora y café. Comencé a vender en casa, a amistades cercanas.

Hoy, ya tengo más de 12 sabores cremosos y deliciosos. Apliqué técnicas que aprendí del Maestro Sandro, y cada vez me siento más segura. Uno de mis favoritos es el helado de cheesecake de fresa con una salsa que aprendí a hacer gracias a sus enseñanzas.

Cuando el Maestro apareció en mi vida real

Nunca imaginé hablar directamente con el Maestro Sandro. Cuando me escribió, no lo podía creer. Me emocioné muchísimo. Desde entonces no paro de agradecerle a Dios, que cumplió una promesa: poner en mi camino a una persona que marcaría mi historia.

Mi historia apenas comienza, pero tengo fe. Sueño con hacer paletas con alcohol, helado de bola y mucho más. Por ahora, solo tengo el congelador del refrigerador, pero aspiro a tener una máquina para helado, una buena licuadora y seguir creciendo. Quiero lograr una heladería cremosa, rica y profesional.

Mi mensaje para quienes sueñan con emprender

Los sueños de Dios son grandes y no dependen de la edad ni la condición. Yo tengo 66 años y me siento llena de entusiasmo. Solo se necesita fe, perseverancia y un remolque de acción. Nada se logra sentado.

Gracias al Maestro Sandro por su humildad, por compartir sus conocimientos con tanto amor y por inspirarnos a creer que sí se puede.

Hasta pronto, amigos.